Este 20 de abril y así como si al mes le correspondiera, se celebra el Día Mundial de la Cannabis, un día mundial como tantos otros y tan logrados; como el de la madre o el padre, del niño y la mujer, como el día mundial de mi hazaña, de mi proesa, de hacer el amor en el debut de mi vida; todos tienen y todos inventan su día mundial, como lo tuvo Uruguay por allá por 1950 en un Maracaná endiablado; todos lo tenemos y lo celebramos, aunque otros conmemoran.
Este 20 de abril, miércoles de semana "Santa" duda y encono que me nace con la fecha, el mundo o una parte de él al menos, se da maña para validar el consumo de una planta que vive con agónica melancolía su vida frente a una flor, o una manzanilla como siempre mi madre me recomendaba. Este país está idiota y nosotros como mujer golpeada hacemos resistencia con ojos negros, temerosos y rotos.
En el periodico local, el de Las Noticias de Victoria, me encuentro con una rutina que se arma en cada instante. Policía de investigaciones toma detenido a unos jóvenes por el cultivo de Cannabis en su hogar. La vida no encierra ningún misterio cuando nos enfrentamos a contradicciones evidentes. En este país se permite el consumo pero su prohiben todos sus caminos para llegar a él. Se permite el consumo, pero se prohibe su cultivo, su cosecha, su traslado o su compra, que es el menos deseado de los caminos.
Frente a una nueva contradicción del poder, dos jueces chilenos manifiestan su opinión frente a las grietas de esta doctrina represiva. Patricio Souza, presidente metropolitano de la Asociación Nacional de Magistrados y Mauricio Olave, juez de Santiago. Entre otros aspectos señalan cómo a raíz de nuestra ley, la víctima pasa a ser victimario al consumir Marihuana. “¿Puede limitarse tanto el consumo hasta el punto que hay que cometer igual una falta?. Despenalizar permitiría controlar la calidad”. Pero cómo avanzar hacia esta despenalización si cuando nuestro gobierno por decreto supremo la declara como una droga dura, aumentando con ello las penas a los consumidores... “Por supuesto es una decisión más política que científica. Su cosecuencia es que aumentó la pena enromemente”, señala Patricio Souza. Por su parte Mauricio Olave agregó, “Uno piensa que como eso se aprobó, pasó piola como se dice, y nadie dijo nada. Así, poner en este contexto la despenalización, cuando el aparato administrativo va en contra es complicado. Hoy, en Chile, parece que el horno no está para bollos”.
Prohibir el consumo de cannabis, es prohibir por sobre mi criterio, es pisar mi espacio y el tuyo, es coartar las posibilidades de la vida y la naturaleza, es la forma en que el poder le asesta a lo nimio dejando de lado tráficos corporativos, porque en ello está el peligro.
El rechazo institucional a la discusión habla de una estrucutura de poder ciega y sorda, y en ese apartado sumamos una nueva contradicción, muy lógica y ad hoc a su relato histórico.
Los cigarrillos ganan terreno y muerte, pero antes de ello, está la decisión de quemarlo en la boca y comprarlo en pequeñas cantidades si es preciso. Imposible comparar ambos ejemplos, unos hablan de muerte y otros de despertar nuevas sensibilidades a la vida; unos hablan de libertad y criterio, otros de acción punitiva en su consumo. La comprensión está en la doctrina del poder y cómo este dialoga en uno y otro horizonte gracias a los mega lobbis de la insdustria tabacalera, pero ese es otro cuento de esta fábula pútrida.
A quienes puedan celebrar como corresponde este día, felicidades... La naturaleza algún día será libre!!!!
