Esta semana nos encontramos con una historia repetida y como todas, la sorpresa ya no puede ser parte de sus ingredientes, no por ello deja de sumar decepción. Iquique, y con eso digo la UNAP, ha resuelto cerrar su admisión de la carrera de Derecho, que acomodando el lenguaje al plano de lo concreto, es cerrar la carrera, lo que se viene a sumar al cierre de las carreras de Ingeniería Civil Industrial e Ingeniería Civil en Computación e Informática.
No es menor mencionar que hace tres años la UNAP contaba con seis carreras de ingreso vía PSU y en la actualidad ya sólo son tres. No se puede dejar de considerar aquella variable para entender una preocupante tendencia y las explicaciones hay que exigirlas a Iquique.
Y me refiero en plural en esta demanda, por cuanto han sido los ciudadanos de esta comuna los artífices de la sede, los que alguna vez sacudieron sus bolsillos y sumaron su dinero para arreglar, pintar y acomadar este edificio, recibiendo con beneplácito a los hijos de la eterna primavera. Desde ese minuto se asumió un compromiso tácito, un vínculo inédito en la historia del proceso de expansión de la educación superior. Desde su llegada, la gente de Iquique ha gozado de todas las garantías, apoyo y compromiso que pueda tener una sede universitaria en alguna comuna de nuestro país. La relación que siente nuestra comuna con la universidad no se repite en ninguna otra parte de Chile, y esto es lo gravitante. Este es el punto esencial y que marca diferencia entre lo que es la Sede Victoria de la UNAP, con cualquier otro proyecto académico en más de 300 sedes universitarias que existen a lo largo de nuestra geografía, dependiente de alguna de las 60 universidades. Es esta comprensión y este sentimiento, el que creo no logra verse desde Iquique, comprensible, cuando una institución no tiene visión, imposible lograr observar lo que ocurre a miles de kilómetros.