miércoles, 26 de septiembre de 2012

"SOMOS TODOS JUDÍOS ALEMANES..."

El escritorio  sostenía mi pulso, y mi pulso, el cigarro. Pareciera un acto inerte, pero era la pose, parte de la forma global en que consumo un cigarrillo mientras reviso videos en youtube, que luego de la lavadora, ha sido otra de las grandes creaciones. La jornada se parece a muchas y mi esfuerzo en esta tarde de septiembre, tenía que ver con superar in rainbows, de darme una oportunidad y superar la placentera limitación.

Dando vueltas y sin proponérmelo - similar a la dinámica política - me encontré con esta joyita, The Doors, live at Hollywood Bowl - 1968 y pafffffff.... cuanta falta nos hace a veces volver a ver y escuchar a los Doors. Habiendo dejado de lado los primeros impulsos adolescentes, ahora era distinto, Morrison tenía más sentido que nunca y Manzarek, bueno, Manzarek es una nota aparte.

En mi etapa más pendeja de la vida, nunca le compré mucho a Morrison; a ese poeta maldito del rock nunca le di mucha bola ni chance de creerle, sentía y aún creo que es así, que su figura ha sido sobre explotada por el mundo del pop, cosas que provocan te alejes de Jim y tantos otros. En las comunicaciones y su estudio dialéctico, existe comprensión en las estrategias utilizadas por el capitalismo para transformar un ícono de la rebelión, en una figura pop altamente rentable, a Jim le deben una torre de 50 pisos.

Es un hecho, luego de los 30 las cosas se ven distinto; para algunos casos es una tragedia, para otros una fortuna, con Morrison te sirven para comprender el acto de lo que fue. Ver al pendejo de 25 años te provoca respeto, y ahora es total. Al ver la presentación te das cuenta que está justo donde debe, que la banda es la vanguardia que sólo fue capaz de ser construida por ellos, asumiendo una corporeidad densa en contenido, en propuesta, en discurso, en poesía, en cojones, arriba de todo, o por sobre muchas cosas, y expresada en la voz de Morrison, el acto estaba completo.

Desde este punto de vista, siento que Morrison, perfectamente puede ser admirado e idolatrado por los dos mundos. Aquel que logra ver esta suerte de hipertextualidad musical, puede llegar a admirarlo casi como obligación, casi como sentido común; en tanto aquél construido por el mundo capitalista en torno a la elaboración de un ícono pop, seguro lo idolatra.

De Manzarek, de Manzarek sólo puedo decir que era un desquiciado que logró construir la banda para plasmar esa sonoridad, que a veces te encrespa los pelos, para bien y para sufrir, como el rock, como si justo en medio del bien y el sufrimiento, estuvieran los Doors.


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