lunes, 6 de septiembre de 2010

16 años de mi último lamento musical. (muerte de Kurt Cobain)


Muchos de los que fuimos seguidores, no sólo de la música de Nirvana, porque seamos claros, ni la mitad de quienes volábamos los vidrios de la ventana con su música teníamos del todo clara sus letras, (sólo era posible acceder a través de las entrevistas, letras de canciones y cualquier otro accesorio informativo) pueden manifestar que Kurt Cobain no ha muerto, por el contrario, que aún prevalece su legado y su discurso.

Sin embargo por lo que vemos, lo único que prevalece es su recuerdo, lo que fue, lo que significó y lo que valió Kurt Cobain. Con él murió la rebeldía conciente, murió la claridad, murió el enfado social y lo que con él se podría lograr; luego de Kurt, solo gritos sin ecos, más bien vacuos, la industria musical fue cada vez más una industria. Los viejos gastados rockeros jamás han logrado despertar las conciencias de la forma y en el estilo que lo hizo el más grande referente musical de los 90, o de los últimos 30 años.

Una pena que con su muerte haya muerto todo lo que creó; sin embargo estoy seguro que él no se haría responsable de este desenlace, muy en su estilo. Si luego ha venido lo que ha venido es porque lo que en realidad prevalece es esta suerte de impavidad colectiva, conformismo, creencia ciega en el mercado, en la industria, en las tendencias, en la moda, en los dictámenes globales, y si queda algo de rebeldía, en el caso que la hubiere, esta aún es muy temerosa y en el mayor de los casos, inconsistente, otras, se diluyen con los años.

A 16 años de su muerte, personalmente no me queda más que continuar lamentando su partida, y la intriga de lo posible, del próximo paso, del nuevo tema, de un renovado discurso, de la permanente rebeldía, de la eterna juventud…

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